Una de las aventuras más interesantes para un traductor es ejercer con conciencia la función de «puente cultural». Todos sabemos que no sólo existen distintos registros según el terreno por el que nos movemos, sino también que suele haber un abismo entre la forma de pensar y de relacionarse de las personas en las distintas culturas.
No sé si coincidiréis conmigo en el hecho de que cuanto más hacia el Norte, es decir cuanto más frío hace y más abrigada y vestida va la gente, más educada, fina, respetuosa y cuidadosa es con el lenguaje. A medida que nos vamos quitando capas de abrigo y la temperatura sube, el lenguaje se vuelve más «libertino», más fluido, más atrevido y, a mi parecer, más auténtico. Al menos es lo que he podido discernir comparando las culturas más nórdicas con las nuestras, más cálidas y mediterráneas. Sin embargo, a veces alcanzamos puntos de mal gusto que rayan la falta de respeto; aunque, evidentemente, al ser una cuestión cultural, todo es relativo… como decía Einstein.
Es curioso, por denominarlo de alguna forma, lo escatológico que puede llegar a ser el catalán que, por ejemplo, para definir una estrechísima amistad definida por la expresión castiza de ser “carne y uña”, utilizan la expresión de ser “culo y mierda”.
En España en general creo que hay un cierto «cheque en blanco» para expresar cualquier emoción, sentimiento o mensaje publicitario con expresiones que, a la hora de traducirlas, nos pueden poner en un compromiso y hacer sonrojar a los traductores de culturas más nórdicas.
Esta pequeña elucubración mental se basa en el anuncio de una cadena de restaurantes de comida rápida, aunque no sé en qué fundamentarán su rapidez o la calidad de sus productos, cuando los anuncian con esta gracia castiza y muy nuestra. No sé si seré un mal pensado…, pero es evidente que quien hizo el cartel, desde luego también lo es.
Miguel Núñez (Gestor de ANETI)
