Por Itziar Cortés Etxabe, coordinadora de la unidad de Lengua y Tecnología de Elhuyar.
El Palacio Miramar de Donostia acoge cada verano multitud de alumnos con intereses muy diversos en los Cursos de Verano de la UPV. Desde 2020, manteniendo siempre el nivel de la oferta académica y adecuándose a las nuevas necesidades, también se han ofrecido cursos en formato online. A pesar de carecer de vistas al jardín y a la preciosa bahía de la Concha, estos cursos también son atractivos para las personas con ganas de aprender. Por cierto, este año se cumplen 40 años desde la primera edición de los cursos de verano.
El pasado 3 de septiembre tuvo lugar el curso sobre las tecnologías para la traducción, titulado “La tecnología, aliada de la traducción”. El curso se impartió totalmente online y en directo, con ponentes y alumnos conectados desde distintos lugares, y pudimos disfrutar durante algunas horas de las experiencias y consejos de expertos en la materia.
El día empezó con la intervención de Itziar Cortés Etxabe, directora de la jornada, que definió el curso como “un curso impartido por y para traductores”. Habló sobre la evolución que ha vivido con las tecnologías para la traducción y, sobre todo, con la traducción automática; comentó que hace una década no conseguía que sus compañeras lingüistas y traductoras miraran con buenos ojos los trabajos de evaluación que les pedía sobre los sistemas automáticos que desarrollaban; habló también de cómo ha sido testigo de la evolución y transformación de la traducción automática (sobre todo en lo que al euskera se refiere), desde los primeros sistemas basados en reglas hasta los actuales basados en redes neuronales, y de cómo todo esto no sería posible sin la colaboración estrecha entre ingenieros y lingüistas.
La coordinadora de la unidad de Lengua y Tecnología de Elhuyar señaló que el uso de las tecnologías, las de la lengua y otras más propiamente informáticas, ayudan en el trabajo diario del traductor, pero que siguen sin poder sustituir su trabajo. Y que del mismo modo que han avanzado las tecnologías, han avanzado también las agencias de traducción para adecuarse debidamente a las necesidades actuales.
«El uso de las tecnologías, las de la lengua y otras más propiamente informáticas, ayudan en el trabajo diario del traductor, pero que siguen sin poder sustituir su trabajo» (Itziar Cortés Etxabe).
Tras la introducción al tema, la coordinadora dio paso a Paula Álvarez Rubio, experta traductora de la Comisión Europea con una experiencia de más de tres décadas, que dio a conocer las claves de la traducción de textos legislativos. También habló de las tecnologías que usan en su trabajo diario los traductores de la Comisión y de cómo las implementan en el ciclo de trabajo de cada solicitud de traducción.
Las memorias de traducción vinieron para quedarse, y el equipo de traductores de la Comisión sigue siendo fiel a este recurso, aunque también utilizan el servicio de traducción automática eTranslate (también disponible para su uso en pymes). Álvarez aclaró que el servicio eTranslate se creó partiendo de las traducciones de la Comisión, pero, teniendo en cuenta las particularidades de los textos legislativos, siguen priorizando los resultados de la memoria de traducción sobre la traducción automática.
Los trabajos de traducción de la Comisión son, además, difíciles de gestionar. Deben trabajar con las 24 lenguas oficiales de la Unión Europea y deben ser capaces de traducir en todas las combinaciones posibles; es decir, en un total de 552 combinaciones posibles.
«Los trabajos de traducción de la Comisión deben trabajar con las 24 lenguas oficiales de la Unión Europea y ser capaces de traducir en todas las combinaciones posibles: 552» (Paula Álvarez Rubio)
Después de conocer cómo trabajan en la Comisión Europea, llegó el momento de conocer el funcionamiento de una agencia de traducción. En este caso, Idoia Santamaría Urkaregi explicó en primera persona la transformación vivida en el servicio de traducción de Elhuyar en los últimos veinte años, agencia en la que trabaja desde entonces.
Aunque parezca que han pasado muchos más años, Santamaría recordó que apenas 20 años atrás, cuando comenzaron a traducir para clientes externos, recibían los pedidos en disquetes y se asignaban los trabajos repartiendo entre los traductores papeles con información sobre los pedidos; utilizaban tampones para marcar esos papeles y rellenar la información necesaria sobre el pedido. Actualmente, sin embargo, no podemos imaginar nuestro trabajo diario sin correo electrónico, sin documentos en la nube y, en general, sin conexión a internet.
Una vez repasada la transformación del servicio, Ixiar Iza Agirre nos mostró a lo largo de una hora aproximadamente cómo han mejorado en los últimos años los sistemas de traducción automática para el euskera y cómo pueden utilizarse dichos sistemas integrados en las herramientas TAO. Consideró la traducción automática un recurso más en el flujo de traducción, explicó que en su servicio de traducción, en Elhuyar, siempre se posedita completamente el resultado automático y que la configuración de la TAO es totalmente personalizable y adaptable a cada realidad.
Saroi Jauregi Aiestaran, también traductora en Elhuyar, se centró en la calidad lingüística. Recordó que la responsabilidad de usar correctamente los sistemas y servicios de traducción automática es de los usuarios. Mostró cómo se utiliza e integra el traductor automático Elia tanto para los usuarios generales de internet como para los traductores profesionales, y recordó que es imprescindible utilizar correctamente esas tecnologías, sobre todo en el caso de los traductores profesionales.
Las memorias de traducción son una fuente fiable para el entrenamiento de sistemas neuronales de traducción automática, pero no debemos olvidar que el texto es la materia prima de la que se valen las nuevas tecnologías, en continua evolución, y que, por tanto, las malas (o muy malas) traducciones podrían afectar a la calidad de esas herramientas futuras (por ejemplo, la calidad de un corrector ortográfico y de estilo).
«El texto es la materia prima de la que se valen las nuevas tecnologías. Por tanto, las malas (o muy malas) traducciones podrían afectar a la calidad de esas herramientas futuras» (Saroi Jauregi Aiestaran).
Por la tarde se celebró una mesa redonda donde expertos del sector dieron su punto de vista sobre diversos temas, todos ellos relacionados con la tecnología y la traducción. Ciertamente, todos los participantes de la mesa coincidieron en que las nuevas tecnologías han venido para quedarse. Todos señalaron que el uso de la traducción automática en los flujos de trabajo es ya una realidad y que debemos adaptarnos a ella.
La doctora Celia Rico Pérez, Catedrática en Tecnologías de la Traducción, recalcó que un traductor debe entender el funcionamiento de un sistema de traducción automática para poder evaluar sus resultados, y poder así valorar si su uso es o no pertinente en cada solicitud de traducción de un cliente. Ese cliente puede ser tanto el cliente final como una agencia que haga de intermediaria y, evidentemente, las exigencias del trabajo son distintas según la finalidad con la que se contrata el servicio, lo que hace que los precios varíen en función del servicio solicitado.
Siguiendo con las participantes provenientes de la universidad, Elizabete Manterola Agirrezabalaga -doctora, profesora e investigadora de la UPV/EHU en el campo de la traducción, que imparte asignaturas relacionadas con las tecnologías de traducción en el Grado de Traducción e Interpretación- considera que la labor de los profesores del grado es enseñar a utilizar la traducción automática como una herramienta más en el proceso de traducción. Señaló que en la universidad son conscientes de que hoy en día los alumnos utilizan ya estos recursos para sus trabajos, lo que plantea el debate de si es o no conveniente permitir el uso de la traducción automática en la formación de los traductores en ciernes, aunque Manterola considera que prohibir su uso tampoco serviría de nada.
Jon Arbizu Villanueva, presidente de ANETI, nos ofreció un punto de vista más cercano al mercado. Por un lado, como gerente de una empresa de traducción reconoció que les falta experiencia en el uso de la traducción automática junto a las TAO, y que es ahora cuando están comenzando a integrar la traducción automática en su flujo de trabajo, poco a poco. Por ejemplo, la última estudiante de prácticas con la que han contado en la agencia ha realizado únicamente trabajos de posedición (completa).
Como representante de ANETI, ofreció algunos datos sobre el uso de traducción automática en las empresas españolas del sector. Las cifras no mienten: está claro que el uso de la traducción automática se está extendiendo y normalizando. Los colaboradores de las agencias también usan sistemas de traducción automática; algunos confiesan que las usan, otros no. Señaló que las empresas no conocen qué servicios de traducción automática utilizan sus colaboradores, lo que puede traer consigo que la información de un cliente se filtre en algún servicio gratuito de internet y sea, por tanto, fuente de diversos problemas. En consecuencia, aunque hayamos dado pasos en el uso de estas tecnologías, Arbizu considera que todavía queda mucho por hacer.
«En general las empresas no conocen qué servicios de traducción automática utilizan sus colaboradores, lo que puede ser fuente de diversos problemas» (Jon Arbizu, presidente de ANETI).
El último participante de la mesa, Ander Iriziar Apaolaza, cuenta con una amplia experiencia en la administración pública como traductor e intérprete, y desde 2015 es director del Servicio de Recursos Lingüísticos de Euskarabidea, servicio en el que se integra el grupo de traductores del Gobierno de Navarra. La experiencia de su servicio con la traducción automática no es muy amplia aún, pero ya están utilizándola en su día a día. Señaló que no le inquieta el uso de estas tecnologías, puesto que la traducción automática no se ha impuesto a la memoria de traducción. A partir de la experiencia en su servicio, señaló que ve el uso de la traducción automática muy ligado a la relación que tiene cada traductor con las tecnologías y que es cuestión de tiempo que su uso se vaya normalizando.
Para finalizar el coloquio y cerrar la jornada, Itziar Cortés Etxabe tomó otra vez la palabra y expuso algunas de las ideas más importantes que se trataron a lo largo del día. Una de las más claras fue que las máquinas no dejarán sin trabajo a los traductores y que es imprescindible la revisión de los textos traducidos automáticamente. Durante la mañana pudimos ver muchos ejemplos reales en los que el resultado de la máquina puede jugarnos una mala pasada si no se tiene en cuenta el contexto de la traducción, y también algunos errores de la traducción automática que pueden pasar desapercibidos.
La traducción automática ha situado al sector de la traducción en un escenario totalmente nuevo, al que aún nos estamos acostumbrando, tanto los profesionales como los clientes. Seguro que habrá quien dude en adelante de la necesidad de nuestros servicios o incluso del precio que asignamos a cada trabajo. Por tanto, la pregunta es: ¿qué podemos ofrecer nosotros que no pueda ofrecer una máquina?
Evidentemente un solo día no es suficiente para exponer y debatir todos los aspectos que conciernen a nuestro trabajo diario, pero estamos seguros de que lo expuesto abrirá la puerta a nuevas jornadas y mesas redondas donde podremos seguir hablando y compartiendo experiencias sobre estos temas.
Las opiniones del autor/a no reflejan necesariamente la posición oficial de ANETI.