Por Jon Arbizu, gerente de Traducciones CCI
Cuando recientemente, en una jornada de formación sobre igualdad, di a conocer al resto de asistentes que de las diez personas que han formado parte de la plantilla de nuestra empresa a lo largo de su historia solo una había sido hombre, que la inmensa mayoría de los traductores autónomos a los que recurríamos son mujeres y que de los aproximadamente 25 estudiantes que han realizado sus prácticas con nosotros solo un par han sido chicos, quedaron francamente sorprendidos.
Sea porque en el imaginario colectivo la imagen del traductor que se ha instalado en nuestro subconsciente es la de unos monjes traduciendo libros sagrados o sea porque, tradicionalmente, la mayoría de los premios relacionados con la traducción recaen en hombres (entre 1984 y 2004, solo un 19% recibió dicho premio, porcentaje que ha ascendido al 53% desde que en ese año se instauró la paridad de hombres y mujeres en la composición de los jurados), el caso es que no tenían la sensación de que nuestro sector estuviera tan feminizado.
En cualquier caso, los datos parecen claros. De los nuevos estudiantes de grado en las universidades españolas en el curso 2018-2019, el 54,4% fueron mujeres y el 45,6% hombres. Los grados más masculinizados fueron Informática (87,9%), Ingeniería, Industria y Construcción (73,8%) y Ciencias (52,3% hombres), mientras que los más feminizados son Educación (77,5% mujeres), Salud y Servicios Sociales (71,3%), Ciencias Sociales, Periodismo y Documentación (61,3%) y Arte y Humanidades (59,5%).
Para recabar los datos exactos del Grado de Traducción e Interpretación, me puse en contacto con las universidades que lo imparten y, aunque solo tres de ellas (Universidad Pablo de Olavide, Universidad Autónoma de Madrid y Universidad de Vigo: ¡Gracias a las tres!) me facilitaron la información, los datos no hacen sino corroborar esa sensación que todas y todos tenemos:
Univ. Pablo de Olavide | Univ. Autónoma de Madrid | Univ. de Vigo | Media | |
Mujeres | 81,20 % | 85,22 % | 81,95 % | 82,80 % |
Hombres | 18,80 % | 14,78 % | 18,05 % | 17,20 % |
Los datos del Libro Blanco de la Traducción Editorial de 2010 también confirman que la traducción en España está en un proceso continuo de feminización: Las mujeres, como colectivo, son mayoría (54%) en el mundo de la traducción editorial, frente al 45% de hombres. Y, concretamente, el porcentaje de traductoras en el rango de edad de 26 a 35 años triplica el de hombres.
Pero no solo en España, ya que el estudio The status of the translation profession in the European Union de 2012 estimaba que el porcentaje de traductoras en Europa podría alcanzar el 70% del sector.
Podemos añadir otro detalle aleatorio que iría en la misma línea: De los 1.115 traductores y traductoras juradas de alemán que aparecen en el listado del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación actualizado en noviembre de 2020, 782 son mujeres (70 %) y 333 son hombres (30 %).
Pero en la jornada de formación sobre igualdad tuve que dar otro dato y ése, en cambio, no sorprendió a nadie. Y es que, pese a esa abrumadora mayoría de mujeres entre los alumnos en prácticas, trabajadores en plantilla y traductores e intérpretes autónomos, el dueño de la empresa era hombre.
De todos es conocido que los estudios confirman que la mayoría de los puestos directivos son ocupados por hombres, un 70 %, incluso en sectores mayoritariamente desempeñados por mujeres.
¿Serán las empresas de traducción reflejo de esta realidad? ¿Y en concreto las de ANETI? ¿La mayoría de los autónomos a los que recurren serán mujeres? ¿La mayoría de sus trabajadores/as serán mujeres? ¿Y entre el alumnado en prácticas? ¿Serán, sin embargo, hombres quienes ocupan los cargos directivos?
Las opiniones del autor/a no reflejan necesariamente la posición oficial de ANETI.