Hay quienes abogan por diferenciarlas y hay quienes las consideran meros sinónimos. El caso es que, recurrentemente, surge el debate sobre la diferencia entre empresa de traducción e interpretación y agencia de traducción e interpretación.
¿Son lo mismo? ¿Prestan los mismos servicios? ¿Con las mismas garantías de calidad? ¿Es relevante esta diferencia? ¿Y para nuestros clientes?
Recientemente lanzamos una breve encuesta anónima en la que pedíamos a las personas participantes que definieran su negocio de traducción como empresa o agencia y comentaran su elección.
La respuesta ha sido tajante: El 100% de los participantes definía su negocio como empresa de traducción.
La mayoría de los comentarios respecto de esta diferencia señala dos ideas principales: en primer lugar, la empresa aporta un valor añadido a los servicios de traducción mientas que la agencia es una mera intermediaria y, en segundo lugar, la empresa cuenta con un equipo interno de profesionales:
“La empresa brinda a los clientes un servicio añadido que va más allá de la mera intermediación entre traductor freelance y cliente”.
“La empresa controla más el flujo de traducción y se compromete a velar por la calidad del servicio más allá de la elección de unos buenos traductores, que es a lo que, en mi entender, se dedica una agencia”.
“Una agencia sirve simplemente de intermediario. Su valor añadido es puramente de mercado -busca un proveedor para resolver la necesidad del cliente-, pero no considero que aporte más”.
“Consideramos que no actuamos en calidad de representantes (agentes) de traductores, sino que forman parte de un equipo orgánico”.
“Tenemos una estructura de empresa con un equipo permanente de profesionales, respondiendo siempre a las demandas de los clientes según nuestra capacidad de producción y nunca en base a las urgencias de los clientes que pudieran requerir la incorporación de otros traductores puntualmente”.
«Durante los últimos años, hemos observado que las agencias realizan todo tipo de traducciones y en todas las combinaciones y, si no disponen de traductores, preguntan «por ahí» para conseguirlos, lo cual parece más el cometido de una ETT que de una empresa de traducciones”.
“Según nuestra definición, la empresa integraría los equipos técnicos y de producción nucleares, en tanto la agencia los estructuraría externamente y estaría más enfocada a la gestión de personal externo. Ambos enfoques funcionan y, de hecho, suelen convivir en distintas formas y escalas en casi todas las empresas, ¿no?”.
“Agencia tiene una connotación más abusiva, por la práctica habitual del outsourcing generalizado, y precios más bajos seguramente. Empresa connota una mayor profesionalidad, cuidado en la selección, precios más justos”.
“Entendemos que una empresa responde de su servicio en su propio nombre en tanto que una agencia lo hace en nombre de un tercero”.
En cuanto a si esta diferencia es relevante, casi el 67 % considera que sí lo es. No obstante, parece que esta diferencia es cada vez más imperceptible:
“Para mí es una empresa (forma jurídica, enfoque), pero la sociedad a este negocio lo llama agencia, igual que a una empresa de venta de carne se le llama carnicería”.
“Creo que es una distinción que el público general no entiende y, si para los potenciales clientes no hay ninguna diferencia, es un poco absurdo empeñarse en que sí que la haya”.
“Cada vez la diferencia es menor, porque veo que surgen nuevas fórmulas que están difuminando las diferencias y/o están creando nuevas posibilidades”.
«Ninguna empresa de traducción hace todo internamente, ni puede revisar todos los idiomas, así que para según qué idiomas todos hacemos «cambio de carpeta». Las agencias de viajes o las agencias de seguro, pueden ser buenas o malas según sus procedimientos. Lo mismo sucede con las empresas que se llamen o se promocionen como agencias».
“Al final no deja de ser un nombre, lo que importa es cómo se trabaja”.
Y ¿es relevante para nuestros clientes? Para un 42 %, sus clientes sí aprecian la diferencia entre empresa y agencia. En cambio, para otro 42 % no lo es y otro 16 % no lo sabe o no se lo ha preguntado nunca:
“Mis clientes prefieren un trato directo, personalizado, humano. Supongo que agencia suena más a grande”.
“Sí les parece relevante por el trato recibido, el control de calidad, la profesionalidad y el seguimiento en todo momento”.
«Nuestros clientes aprecian la diferencia porque entienden que la confidencialidad está garantizada, sus temas los traduce siempre el mismo profesional y toda su documentación está perfectamente encriptada (…). Además, saben que seguimos «al pie del cañón» asegurándoles la continuidad de nuestros servicios y que no vamos a «desaparecer».
“Los hay que sí y que no. Los que tienen que ver con el sector lo verán claramente. A los demás les dará igual”.
“Yo creo que para la mayoría de los clientes son sinónimos”.
«Algunos simplemente nos llaman ‘los traductores'».
“Ya tienen bastante con diferenciarnos de Google, si lo hacen”.
Por último, compartimos un comentario que nos ha llamado la atención: Al final ¿la tendencia la marcarán los motores de búsqueda?
“Yo considero que somos una empresa, pero en cambio los técnicos que nos hicieron la página web nos recomendaron que lo cambiáramos por agencia, porque se hacían muchas más búsquedas de “agencia de traducción” que de “empresa de traducción”, así que les hicimos caso. Es la denominación por la que se nos conoce tradicionalmente y no tiene por qué ser peyorativa si ofreces un servicio de calidad y con valor añadido, te llames como te llames”.
¡Muchas gracias a todas las personas/empresas que habéis participado en la encuesta por vuestros comentarios y reflexiones!