Por Günther Haltermann, director de AB Traduktalia.

“Sábete, Sancho, que todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal y el bien sean durables, y de aquí se sigue que habiendo durado mucho el mal, el bien ya está cerca”.

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha – Miguel de Cervantes Saavedra.

Debo empezar admitiendo varios errores que he cometido. Cuando surgieron las primeras noticias sobre el coronavirus, allá por marzo de 2020, fui uno de los muchos que erróneamente creyó que se trataba de algo así como la oleada anual de gripe –quizás algo más grave–, pero nunca pensé que se trataría de una pandemia que afectaría tanto a nuestras vidas como a nuestros negocios. Craso error.

Después de la famosa “primera ola” –cuando ya finalizó el confinamiento a comienzos del verano – comencé a escribir este artículo, pensando que iba a titularlo  Nuestros negocios de traducción después de la COVID-19. Otro grave error: Después de la primera ola nos relajamos indebidamente y llegó la “segunda ola”.

Hoy –en febrero de 2021– con la “tercera ola” en marcha y aparecidas nuevas cepas del coronavirus, no quiero exponerme ya a más errores de apreciación y expectativas, pero quiero compartir con todos los lectores del boletín de ANETI algunas reflexiones sobre los riesgos que corren nuestros negocios de traducción y cómo podemos actuar.

Estos son los tres grandes riesgos que yo veo para nuestras empresas.

1. El primero es el riesgo puramente sanitario de las personas.

Aunque sigue habiendo personas irresponsables que se reúnen (y contagian) a cientos en fiestas de todo tipo, los que somos gente responsable (y creo que todos los empresarios y personal directivo lo somos) sabemos muy bien qué medidas debemos adoptar para reducir el riesgo sanitario: la higiene correcta de las manos, el uso de mascarillas verdaderamente efectivas y la distancia social son las tres medidas esenciales a respetar si queremos reducir de manera significativa el riesgo de contagiarnos o de contagiar a otros.

Como empresarios tenemos la obligación legal y moral de cuidar de la salud de nuestros empleados… y de nosotros mismos. La gran mayoría de las empresas de traducción somos micropymes y, sencillamente, no nos podemos “permitir el lujo de caer enfermos” y dejar nuestros negocios descabezados.

2. El segundo riesgo es, obviamente, el riesgo económico y financiero.

Si bien todos los estudios disponibles (que desgraciadamente no son muchos) indican que la mayoría de las empresas de traducción tuvimos una fuerte caída en el 2º trimestre de 2020, también indican que salvamos el año mal que bien, con solo leves caídas en nuestra cifra de negocio.

Evolución sectores seleccionados (nivel, ene 2020=100). Fuente: FUNCAS

Este gráfico de FUNCAS, por ejemplo, muestra que tanto la industria como el comercio minorista recuperaron en el 3º trimestre de 2020 el nivel de comienzos de año, antes de que en marzo empezáramos a notar los primeros síntomas de la COVID-19.

No existen todavía datos oficiales del 4º trimestre del año pasado.

Sin embargo, el año que ahora empieza es una incógnita. Frente a unas estimaciones iniciales de que la economía española crecería en el conjunto del año alrededor del 6,5 %, la persistencia de la pandemia, con la temida “tercera ola”, las dudas sobre si España será capaz de vacunar a un porcentaje significativo (al menos el 70%) de su población antes del verano y si España recuperará en el 2021 su mayor motor del PIB (el turismo internacional), no hacen sino proyectar cuando menos dudas sobre la recuperación. Esta situación de incertidumbre nos obligará a ser más hábiles en la toma de decisiones sobre cuánto y cómo invertir en marketing para lograr más negocio.

Para ser más productivos y lograr mejores resultados, probablemente también será una buena idea invertir más y mejor en la formación de nuestros empleados… y en nosotros mismos, para aprender a dirigir mejor a nuestros equipos en teletrabajo.

3. El tercer (y más grave riesgo) son las consecuencias psicosociales de la pandemia.

El tercer (y más grave riesgo) que yo veo como consecuencia de la pandemia es menos visible ahora, pero creo que puede suponer un riesgo muy grande a medio plazo: Las consecuencias psicosociales de la pandemia.

Incluyo aquí los posibles desórdenes para la población general como la ansiedad, las dificultades para adaptarse al teletrabajo, el estrés provocado por la riada de malas noticias, la soledad de los mayores que se han visto sometidos a un confinamiento estricto, todas las personas que se han visto afectadas por ERES o ERTES, así como aquellos que, no estando afectados, temen por su puesto de trabajo.

Incluyo también los posibles déficits de nuestros niños y jóvenes, que durante meses han dejado de asistir a clases regladas. Si bien es cierto que, con la buena voluntad de muchos profesores, se ha paliado más o menos, también es cierto que muchos profesores no estaban bien preparados para “tele-enseñar”, y muchos niños y estudiantes no han tenido acceso a las herramientas necesarias, bien por falta de medios o porque el PC de casa ha sido usado por sus padres para teletrabajar.

Nuestra obligación como empresarios: ser líderes

Creo que los empresarios somos aún más importantes en estas circunstancias. Por supuesto, para sacar adelante nuestros negocios, pagar los sueldos de nuestros empleados, contribuir al sostenimiento de los servicios con nuestros impuestos… Pero creo que en estos tiempos difíciles tenemos que dar un paso más, tomando el control de nuestro propio desarrollo y liderando con nuestra actitud más allá de nuestras empresas.

Los/as empresarios/as de la traducción somos, en la mayoría de los casos, gerentes de pymes. A menudo, luchamos solos por sacar adelante nuestros negocios y tenemos que lidiar, con poco apoyo externo, con los riesgos expuestos más arriba.

Creo sinceramente que ahora es más importante que nunca buscar el apoyo de otros empresarios para poder tener éxito. Y si es entre iguales de tu sector, aún mejor, puesto que nos entendemos. Y lo que es aún más interesante, podremos compartir experiencias, conocimientos y referencias.

Si me lo permitís, voy a parafrasear una célebre cita de John F. Kennedy: “No te preguntes qué puede hacer ANETI por ti; pregúntate qué puedes hacer tú por ANETI”.

Participa en las actividades de ANETI, aprovecha sus eventos para formarte tú o a tus empleados, haz contactos, expresa tus opiniones, comparte con tus compañeros –los otros empresarios– qué necesitas para salir adelante… Sin duda alguna, juntos seremos siempre más fuertes.

Las opiniones del autor/a no reflejan necesariamente la posición oficial de ANETI.