El operativo de evacuación de españoles y colaboradores afganos ha sacado del país asiático a 2.181 personas que llegaron en 17 vuelos durante 9 días.
En las últimas semanas hemos conocido el drama de muchos intérpretes y traductores afganos, que han trabajado para las fuerzas armadas españolas y de otros países.
Los traductores y sus familias han sido uno de los objetivos prioritarios del plan de rescate de España. Mientras algunos pudieron salir del país en los primeros días tras la caída de Kabul en manos de los talibanes, muchos otros no estaban en la capital cuando empezó la evacuación ya que la mayoría de ellos prestó servicios para el ejército lejos de Kabul, en la provincia de Badghis.
Con muchas dificultades, algunos se desplazaron hasta la capital sorteando los controles de los talibanes y se refugiaron en las calles cercanas al aeropuerto desde donde consultaban sus móviles a la espera de indicaciones para su evacuación. Pero el caos, las condiciones extremas y los fallos en las telecomunicaciones lo complicaron todo.
Traductores afganos en España
Al drama de los intérpretes atrapados en Kabul se une el de los que llevan años fuera del país, pero dejaron allí a sus familias.
Es el caso de Sliman Shah Mohammadzai, refugiado afgano que vive en Sevilla desde 2013. Sliman -que habla pastún, farsi, español, inglés, urdu e hindi- ejerció como traductor de las Fuerzas Armadas Españolas desde 2007 hasta 2013, cuando el Ejército español decidió replegarse. Entonces le concedieron el permiso de residencia permanente en España. Perfeccionó su español, encontró trabajo en un bar y conoció a su actual pareja. Jamás volvió a pisar su tierra, pero en Kabul dejó a sus padres y cinco hermanos. Ahora los talibanes han encontrado el domicilio de su familia y han amenazado con matarlos a todos si no vuelve a Kabul:
“A mis hermanos les han marcado los dedos con rotulador para avisarles de que se los cortarán”.
En el momento en el que estamos redactando esta noticia, desconocemos si la familia del joven intérprete ha podido salir de Afganistán en el operativo de evacuación.
Daryuosh Mohammadi también está desesperado: Este exintérprete afgano de 29 años colaboró con las fuerzas españolas entre 2009 y 2014. Llegó a España ese mismo año, con la retirada de las tropas de su país. Sus padres, su hermana y sus dos hermanos se quedaron allí.
Las últimas noticias indican que pudieron acceder al aeropuerto de Kabul, pero no así la familia de su esposa. Su miedo es que los talibanes puedan vengarse con ellos por ser parientes de un exintérprete que trabajó para las tropas extranjeras.
«Para los talibanes era mucho más importante matar a un traductor que a un soldado extranjero, porque nosotros éramos la lengua y los ojos de los militares».
Más suerte ha tenido la familia de Lutfullah, quien trabajó para el Ejército español de 2010 a 2012. Lutfu narra que «para los talibanes era mucho más importante matar a un traductor que a un soldado extranjero, porque nosotros éramos la lengua y los ojos de los militares». En 2015 le ofrecen un visado para venir a España. Tras unos meses en un centro de refugiados y varios cursos de formación, consigue una beca en la universidad.
A principios de agosto, cuando los talibanes toman el control, Luftu entiende que su familia tiene que salir del país y lo consiguen tras pasar varias horas escondidos en un canal de aguas fecales fuera del aeropuerto.
Refuerzo de intérpretes en los servicios públicos
Por otra parte, la llegada de los refugiados afganos a la base aérea de Torrejón de Ardoz obligó a reforzar el equipo de traductores e intérpretes de pastún y persa darí de los servicios públicos, para atender las necesidades más urgentes de estas familias (por ejemplo, algunas personas llegaban con heridas y había que trasladarlas al hospital), así como las solicitudes de asilo. Posteriormente serán derivadas a las Comunidades Autónomas donde serán atendidas por centros de acogida y acompañadas en todo tipo de gestiones: desde apuntarse a clases de español a pedir cita en el médico o buscar trabajo.