Svetlana Geier, una vida entre lenguas
Por Taja Gut
Traducción de Alberto Gordo
Acostumbramos a leer biografías o libros de memorias de intelectuales —en su mayoría de hombres— que han tenido una trayectoria académica intachable y un periplo vital ascendente, casi siempre ayudados por una posición de partida privilegiada que de algún modo los destinaba al éxito.
Quizás por eso la primera pregunta de Taja Gut a Svetlana Geier en esta extraordinaria biografía en forma de entrevistas sea: Cuando mira atrás, a su juventud, a su infancia, ¿siente que su vida estaba de algún modo ya escrita?
Geier, por supuesto, evita la respuesta directa: cómo iba a estar escrito que acabaría siendo la traductora literaria del ruso al alemán más importante del siglo XX, si ni siquiera el alemán es su lengua materna. Cómo iba a saberlo ella, nacida en 1923 en Ucrania, víctima de la revolución rusa (que se llevó la vida de su padre) y de la gran hambruna en su país, testigo de las matanzas de judíos en Babi Yar, superviviente milagrosa de la invasión nazi en el este (gracias a su competencia traductora, pero también a una problemática complicidad con un alto mando alemán sobre la que se confiesa en este libro), prisionera tras la guerra en un campo de trabajo y, por último, ya en Alemania, traductora indiscutible de Dostoievski y de los grandes clásicos rusos al alemán, lengua, quizás, en la que es posible leerlos con mayor provecho, con la lógica salvedad del ruso.
La historia de Geier, incomprensiblemente poco conocida fuera de Alemania, es una historia de emancipación femenina, pues tuvo que abrirse paso en un mundo intelectual, el de la República Federal Alemana, especialmente vetado a las mujeres, más aún si venían del este de Europa. Y lo hizo, es cierto, sin proponerse nunca ser la mejor; tan solo cediendo a un impulso que para ella es natural: el impulso de traducir cada día, como quien respira.
Dice:
«Traducir es quizás un tipo de adicción. La voluntad de ser cuidadoso y exacto. En todo. Siempre hay días en los que cunde la desgana. Esto con la traducción no es posible. No puedo decir: «Ya he traducido doscientas páginas con cuidado, pero con esta frase no lo voy a hacer». En ningún otro aspecto de la vida existe una imposición de esta naturaleza, y esto es lo que provoca adicción. Es simplemente una forma de vida.»
El libro incluye un prólogo y un epílogo del editor y traductor suizo Taja Gut, en donde se contextualizan la vida y obra de Geier. Las conversaciones principales tuvieron lugar entre 2004 y 2007 y en ellas Geier recorre su biografía completa, lo que sitúa a este libro más allá de la traducción literaria.
Pero por otro lado, también se incluyen a modo de apéndice algunas entrevistas anteriores (1986, 1993 y 1999) en las que es posible asistir de algún modo al work in progress de la que, para Geier, fue la gran obra de su vida: la traducción de las cinco grandes novelas de Dostoievski, tarea a la que se dedicó durante más de dos décadas y que dio origen al premiado documental Die Frau mit den Funf Elefanten (La mujer con los cinco elefantes), estrenado en 2010, pocos meses antes de la muerte de la traductora. Esta película, muy celebrada en Alemania y conocida en los círculos de traductores de todo el mundo, obtuvo, entre otros, el Prix Italia for TV Documentary y el Sterling World Feature Award. Además, fue nominada al Premio del Cine Alemán al Mejor Documental y al Premio del Cine Europeo ARTE al Mejor Documental.
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